
Los perros de las ciudades pobres se pasean libremente por las calles. Sin amos van por sobre la basura, invaden jardines ajenos, se enamoran sin fidelidad.
En las ciudades ricas no se ven perros. Circulan bajo horarios fijos cuando la gente duerme. Son perros secretos, caminan sin ladrar.
Sin embargo, todos se reconocerian dejando sus olores en las esquinas de una ciudad que juntaria perros ricos y pobres, perros de todas las razas, confundidos en un solo ladrido.
Las ciudades fabrican a los perros, cada una a su manera, haciendolos salvajes o dociles, separando aquello que la naturaleza junta. Las ciudades dividen, cortando el territorio con calles, marcando la pertenencia a un amo o al abandono.
Violeta Barrientos,
Cosas Sin Nombre (Buenos Aires, 2oo8)
Foto tomada por RT, Nov.2008. Modelo: Sarita Barranquina.